• Preparar el espacio físico: pide a los alumnos que identifiquen un espacio en el que puedan sentarse cómodamente para realizar la actividad. Es recomendable que el lugar esté ordenado y limpio.
• Orientar la mente: antes de comenzar, invita a los niños a hacer respiraciones profundas. Después, pídeles que reflexionen la frase: “Sentir y escuchar mi cuerpo es necesario para mantener mi salud física y mental.”

• Siente tu espalda y pon atención a tu respiración, como quiera que esta sea, sin modificarla.
• Siente tus pies, desde tus dedos hasta donde inicia tu tobillo, y percibe si hay alguna tensión, y, en la exhalación, suéltala. Nota si hay alguna sensación en esta zona que asocies a cierta emoción.
• Mantén el contacto con tu respiración y lleva tu atención hacia tus piernas. Si sientes que están tensas, relaja; luego contacta con la emoción que surja en esta zona.
• Ahora, lleva tu atención a las rodillas, a la parte externa y la parte interna. Si hay tensión, suéltala suavemente.
• Sigue contactando con tu respiración y lleva tu atención hacia la zona pélvica, poniendo atención a tus sensaciones. Percibe si hay tensión o contracción, y a medida que te vuelves consciente de ello, suelta, relaja e identifica la emoción o emociones que llegan a esta zona.
• Centra tu atención hacia el abdomen y siente cualquier movimiento que haya, y percibe la emoción que llega.
• Ahora, dirige tu atención hacia la zona del pecho. Observa cómo al inhalar y exhalar se expande y contrae.
• Contacta con tu corazón, con el ritmo de sus latidos. Tómate el tiempo para contactar con la emoción de esta zona. Respira a través de él para liberar la emoción. Siente cómo se va expandiendo suavemente, mientras experimentas tranquilidad; sigue respirando.
• Centra ahora tu atención en la garganta, nota si está apretada; si es así, relaja esa zona. Identifica la emoción y observa cómo puede surgir y desvanecerse a medida que te haces consciente.
• Ahora llega a tus ojos, y los relajas mientras continúas con el ritmo de tu respiración. Identifica si percibes alguna sensación en tu rostro.
• Pasa por tu entrecejo; inhala y, al exhalar, permite que se relaje. Siente cómo se desvanece la tensión en esta área.
• Respira profundamente, centrando la atención en la totalidad de tu cuerpo, desde el dedo pequeño del pie hasta el cuero cabelludo, sin evaluar o juzgar las sensaciones y emociones que surgieron. Aprecia y agradece a todo tu ser.
• Toma unas respiraciones más y, cuando estés listo, ve abriendo suavemente tus ojos.

2.- Muestra el diagrama del cuerpo e invita a los alumnos a nombrar las emociones que sintieron y marcarlas en la parte del cuerpo que las notaron. Diles que pueden utilizar colores para marcarlas o, si se hace digitalmente, pueden usar la función estampar o dibujar sobre la imagen.

3.- Invita a los niños a la reflexión, usando las siguientes preguntas: ¿cómo se ven esas emociones?, ¿qué forma tienen?, ¿de qué color son?, ¿en qué parte de tu cuerpo viven?, ¿cuándo aparecen?

Pregunta a los alumnos:

• ¿Cómo viviste la experiencia?
• ¿Qué aprendiste con el ejercicio?
• ¿Por qué es importante nombrar lo que sentimos?
• ¿Qué sucede si no prestamos atención a lo que sentimos?
• ¿Qué alternativas tenemos para manifestar nuestras emociones?