Desde temprana edad, el ser humano comienza a tomar conciencia del propio yo, a diferenciarse de la realidad que le rodea: personas, cosas, experiencias; y es así como comienza el proceso de definición de uno mismo, que está directamente ligado tu identidad, y los propósitos que asignes a tu vida.

Es por ello que resulta fundamental prestar atención al proceso de desarrollo de las identidades de los niños y niñas; acompañarlos en construir su autoconcepto y reconocimiento de sí mismos y nutrir una sana autoestima. Algunas pautas importantes en este proceso, son crear espacios de confianza; aceptación y respeto que los apoyen a crear una imagen positiva de sí mismos; fomentar el desarrollo de sus habilidades sociales; motivar la autonomía, haciendo por sí mismos aquello que les represente un reto; y tomando decisiones propias.

Sin duda, tu rol como padre de familia y maestro es crucial en este proceso. Lo más importante es darte la oportunidad de crear, para los niños y jóvenes, espacios de escucha, diálogo, así como retroalimentación honesta, respetuosa y generativa. De esta manera podrás contribuir a forjar sus bases de identidad con solidez personal y emocional, y a que sean capaces de seguir reformulando sus identidades y sus propósitos de vida, buscando su propio bienestar.