¿Cuándo fue la última vez que enfocaste tu atención en tus sensaciones corporales, que te detuviste a notar lo que piensas o sientes? Este contenido está enfocado en poner atención a lo que sentimos, pensamos y a cómo respondemos ante esto.
La ciencia ha demostrado que uno de los principales elementos del bienestar es poner atención a lo que sentimos y pensamos, además de cómo nos comportarnos, de modo que podamos regularnos y responder de manera más creativa y constructiva ante las distintas situaciones de vida.
La atención es una actividad mental que implica enfocar la mente a un objeto, sensación o pensamiento de los muchos que nuestro cerebro recibe todo el tiempo.
La neurociencia ha demostrado que la atención es uno de los aspectos más importantes de nuestra mente, ya que afecta todas nuestras percepciones y recuerdos, además de que regula los aspectos de los que somos conscientes en diferentes momentos.
Varias investigaciones sobre la atención han demostrado que continuamente estamos distraídos. Si nos observamos durante el día, nos daremos cuenta de que entre 60 y 80% del tiempo estamos distraídos; es decir, no prestamos atención a lo que hacemos, sentimos, pensamos e incluso a lo que decimos.
Por ello, es importante entrenar nuestra capacidad de mantener y redirigir la atención, seleccionando en qué enfocarla.
Desarrollar la atención implica conectar con nuestras sensaciones y emociones, nos permite relajar la mente, observar nuestros pensamientos y tomarnos el tiempo para responder de manera asertiva ante distintas situaciones.
Constantemente estamos recibiendo estímulos y desafíos del mundo exterior (información, mensajes, creencias) que generan un efecto en nosotros. Todo esto tiene efectos directos en nuestro cuerpo, mente y corazón. Es decir, afecta nuestro bienestar, seamos o no conscientes de ello. Por ejemplo, el ambiente de los espacios en los que estamos (su color, orden y limpieza), los programas de televisión que vemos, las conversaciones que escuchamos, las exigencias sociales a las que nos sujetamos, entre otras actividades, nos afectan de una u otra manera.
Orientar la atención hacia nuevos estímulos sensoriales es una herramienta para responder distinto a nuestras emociones y pensamientos. Esto es vital si consideramos que la forma en la que respondemos a situaciones emocionalmente retadoras tiene un impacto en nuestra salud.
Fijar nuestra atención en nuestras emociones nos permite regularlas y responder a ellas de manera asertiva. Modificarlas también nos ayuda a tener otras perspectivas y posibilidades sobre nosotros mismos.
Lo mismo sucede con nuestros pensamientos. En la medida en que somos capaces de identificarlos, podemos seleccionar formas más reflexivas, generativas y pertinentes de responder ante ellos. Aunque nuestro entorno y el comportamiento de los demás nos afecta, todos tenemos la capacidad de elegir cómo responder.
Al perfeccionar las habilidades para comprender y manejar nuestros pensamientos y emociones de manera efectiva, podemos aumentar en gran medida nuestra calidad de vida, tanto personal como profesionalmente.
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