¿Podrías enumerar cinco cosas que te hacen sentir bien sin darle muchas vueltas al asunto? Para muchos de nosotros esa tarea puede resultar retadora.
Aquí te invitamos a reconocer la importancia de ser curiosos ante nosotros mismos, comprendernos, identificar y procurar aquello que contribuye a nuestro bienestar, y aprender a validar nuestras experiencias de vida.
Hoy en día sabemos que el bienestar es una habilidad que se puede desarrollar y que contamos con los recursos personales necesarios para transformarnos.
“Soy capaz de comprenderme, darme cuenta de aquello que contribuye a mi bienestar, de cuidarme y cuidar a otros. Poseo todos los recursos personales para transformarme”.
La psicología evolutiva y las neurociencias nos confirman que, como seres humanos, tenemos la posibilidad de desarrollarnos a lo largo de toda nuestra vida. Este proceso es dinámico y, por lo tanto, es posible y necesario asumir nuestra capacidad de modificabilidad y de desarrollar habilidades y formas de ser, pensar y expresarnos que se dirijan hacia un mayor bienestar, de manera que podamos cambiar aquellas actitudes o hábitos que nos limitan.
El punto de partida para activar el proceso de desarrollo personal es el autoconocimiento o la sabiduría sobre uno mismo. En ese proceso resulta importante practicar la curiosidad por uno mismo, preguntarnos cuáles son esas actitudes y hábitos que obstaculizan nuestro desarrollo, y de qué creencias surgen. Es importante enfocarnos también en identificar y reconocer qué es lo que nos hace sentirnos bien y, con base en ello, darnos los cuidados que requerimos de acuerdo a nuestras necesidades y deseos. De esta manera, también seremos capaces de procurar nuestras atenciones a quienes forman parte de nuestro entorno familiar y social.
La mente puede ser transformada a través de la práctica sistemática de actividades que nos permitan cultivar el bienestar. Reconocer que como seres humanos tenemos la capacidad para modificar nuestro modo de ser, de pensar, de actuar, nos permite trascender aquellos hábitos o prácticas que limitan nuestro bienestar y, por el contrario, generar respuestas más positivas ante las vicisitudes de la vida diaria.
Activar nuestras capacidades internas, ser curiosos sobre nosotros mismos, conocer nuestras habilidades y talentos, y reconocer lo que nos hace bien a través de prácticas que contribuyan a nuestro bienestar, nos permitirá sentirnos y comportarnos con mayor fortaleza, alegría y solidez personales. Además, esto nos ayudará a reconocer las habilidades que requerimos desarrollar como metas para nuestro camino de aprendizaje.
- Madrazo, C. (2020). Un camino para ser y trascender. El desarrollo de la inteligencia integral. México: La Vaca Independiente.
- Arendt, H. (1998). La condición humana. Barcelona: Paidós.